Muchas veces, luego de la época de lluvias los techos con pendientes suelen presentar goteras. Según arquitectos y especialistas, esos desperfectos obedecen a un error en la construcción, o bien al deterioro de alguna de sus partes.

También pueden aparecer goteras en las canaletas de desagües. Generalmente, se producen en las uniones de las chapas que la forman, en la unión entre la chapa de la cubierta y el desagüe, o puede suceder que la canaleta resulte insuficiente para colectar toda el agua que cae de la pendiente. En la primera de estas situaciones, bastará con observar los remaches o uniones con soldaduras y tapar con espuma de poliuretano. Cuando son insuficientes, se pueden reemplazar o aumentar los extremos, o bien prolongar los laterales para una mayor retención antes del embudo.

En chapas perforadas, las filtraciones pueden provenir muchas veces de los tornillos de fijación o de las arandelas. En estos casos, hay que sellar la unión con sellador de poliuretano.
La corrosión es otro de los factores que pueden dar lugar a goteras puntuales.
La solución aquí pasa por colocar recubrimientos anticorrosivos en las partes más complicadas del óxido y en las perforaciones, utilizar masillas epoxi o poliéster. A ello debe sumarse la aplicación de algún sistema de protección que abarque a todo el techo.
Las fallas pueden tener su origen en una deficiente aislación del techo. Para resolver este detalle, se suele cubrir la cubierta en su parte exterior con una capa de espuma rígida de poliuretano de 2 a 3 centímetros de espesor y en dos capas, tarea que se completa con pintura apropiada para estos componentes distribuida en una capa de ½ mm.
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